Modelos curriculares
El Modelo Academicista: Centrado en los contenidos conceptuales (elemento
curricular básico) como formas
de saber, éstos son organizados en asignaturas,
pretendiéndose sólo su interiorización acrítica. Desde este modelo:
enseñar es explicar contenidos definiéndolos correctamente.
Existe una secuenciación de temas, en la que el profesor es
el que habla la mayoría del tiempo, y los estudiantes se
limitan a escuchar y tomar notas, para su correspondiente
evaluación. Los contenidos se organizan según el criterio
de la estructura lógica de las disciplinas, sin referencia al
contexto (Porlán, 1997), y a las necesidades formativas
de los alumnos.
El Modelo Tecnológico-Positivista: La programación curricular es cerrada y centrada en los
objetivos. Desde
el modelo se concibió a la educación desde una
“concepción gerencial y administrativa... desde los parámetros de
calidad, eficacia y control” (Bolívar Botia, 1999).
Considera a la enseñanza como “como una actividad regulable, que
consiste en programar, realizar y evaluar”, (Román y Diéz,
2003) es una actividad técnica, en estrecha relación con las
teorías conductistas. Sus presupuestos son: el
conocimiento curricular es universal, es objetivo y sus concepciones
neutrales, los fenómenos curriculares se pueden
racionalizar técnicamente, criterios a tener en cuenta: control y eficacia.
El Modelo Interpretativo Cultural: Presenta un modelo de racionalidad práctica y “ se
utiliza la comprensión
como base de la explicación” (Román y Diéz, 2003). Nos
encontramos ante un curriculum abierto, flexible y
contextualizado, es en el primer modelo en el cual
aparecen explícitamente los valores que forman parte del contexto
cultural. Al respecto, Bolívar B.(1999) afirma que en los
modelos de corte deliberativo y práctico se comienza a
reconocer a los docentes como actores, creadores y
decisores del diseño curricular, se asiste a una democratización del
curriculum y un acercamiento a los actores mismos de la
educación. El diseño curricular se presenta desde una mirada
significativa y constructiva, y se apunta principalmente
“no al aprendizaje de contenidos, sino a desarrollar la cognición
y la afectividad” ( Román y Diéz, 2003).
El Modelo Socio-Crítico: Postula una concepción histórica del conocimiento y no
absoluta, ponderándose los
valores de razón, libertad y humanidad. Entiende a la
educación como principalmente emancipadora, liberadora e
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Se apunta a contenidos socialmente significativos, un
profesor crítico, reflexivo, comprometido “ con la situación
escolar y sociopolítica”, es un agente de cambio social.
Al pensar de Bolívar Botia (1999), este Modelo es una
crítica al modelo técnico afirmando que el “diseño del
curriculum no es un asunto técnico o profesional, sino
–primariamente- un asunto de política cultural.”
La propuesta del modelo crítico es la de someter Todo a
crítica, que los actores educativos “tomen conciencia” de la
realidad para estableces líneas de acción y
transformarla.
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